"Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto" Shakespeare
Los sueños, son propiedad de quien los sueña. Tú, el mejor soñador, puedes compartirlos: pero no dejarán de ser tuyos.
A veces ocurre, que hablamos con entusiasmo de algo que únicamente a nosotros nos produce tal sentimiento. En raras ocasiones, logramos transmitir al otro parte de esta energía y quizás así, decida implicarse en el sueño. Pero el sueño seguirá siendo nuestro, sin importar quienes formen parte de él. Es la soledad del creador, del emprendedor, del luchador… que dirige sus flechas hacia un objetivo que nunca deja de tener en cuenta, pero que los demás pierden de vista a medio camino… y se quedan en él.
Las personas se nos quedan atrás. Es normal, buscan sus propios sueños y se merecen realizarlos, aunque sean incompatibles con los nuestros. A nosotros sólo nos quedará el recuerdo de haber compartido buenos y malos momentos, ratos de lucha, los nervios del comienzo, la rabia del final. Una vez solos, nos damos cuenta que no lo estamos. Porque seguimos en la lucha, por lo que queremos, y eso nunca deja de tener sentido. Ocurra lo que ocurra, digan lo que digan: estamos vivos.
Y cuando nuestro sueño se realiza, siempre habrá quienes no se alegren por ello. Las personas que no tienen capacidad para hacer algo, no querrán que tú lo hagas. En cambio, habrá quienes, desde lejos, se alegren por ti. Por lo que has conseguido. Y aunque no tengan lo que hay que tener para acercarse a ti y darte la enhorabuena por el reconocimiento que has conseguido con TÚ trabajo, en el fondo se alegran. O si no, que les den.
Estás consiguiendo muchas cosas por TI. Que no se te olvide NUNCA.