"Después de triunfos, fracasos y lucha
quiero seguir cantando en la ducha"
Bye Bye Ríos
El viernes estuve viendo a Miguel Ríos, en su gira de despedida. Al menos de momento, los Rolling siempre están de despedida, pero siempre vuelven... como el rock and roll, que es un boomerang, por eso siempre volverá...
Pese al bochorno, a estar a punto de quedarte pegado al de al lado por el calor... pese al borracho que me tocó al lado que de tantos viajes que echó a la barra al día siguiente imagino que tendría el vago recuerdo de haber estado en un concierto, y de que la cerveza la cobraban como si fuera sangre de unicornio, pero recordaría poco más... Pese a todo...
Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en un concierto. Qué digo bien, me lo pasé ¡genial! Era todo: el sitio, el sonido que era perfecto, estar a apenas 4 metros del artista, viendo cada gesto... Había un ambiente muy cercano entre todos los asistentes, habíamos personas de todas las edades (yo era de los más jóvenes, ejem) cantando y saltando en una comunión muy chula, cuando le tocó el turno a Santa Lucía, todos cogíamos las manos a todos... y Miguel alargó tanto la suya que casi nos lo llevamos a casa. Es que tiene una energía muy chula y dan ganas de eso, de llevártelo pa' siempre a casa.
Tuve la suerte de caer tras el fan número 1 de Ríos, que iba solo, y necesitaba dos metros cuadrados para él, para saltar, cantar y fingir tocar la guitarra... Que manera de disfrutar con la música... Que guay. Que forma tan sana de ser feliz.
A sus 67 años, Miguel tiene una cercanía y una humildad que ya quisieran muchos que se suben a la parra con el primer single que suena en los40.
Con su Bye Bye Ríos, él calló y los demás hicimos aquello por lo que a él le pagan: cantamos sabiendo que era la última. Bueno, casi, porque al final del concierto, con su emotivo recuerdo para Lorca, y tras pedir solidaridad y justicia ante la que nos está cayendo, el Himno de la Alegría sonó a eso, a himno, a rito sagrado. Y todos nos quedamos con ganas de más.
Lástima que los momentos geniales duren tan poco...
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