lunes, 28 de junio de 2010

palabras líquidas

'estoy intentando encontrar las palabras. Cuando las encuentre, serán todas tuyas...'
Los Piratas

Me encantan las palabras. Su fuerza. Me gusta lo que dicen, lo que se puede hacer con ellas y lo que son capaces de hacer por sí mismas: cambiar el ánimo de una persona, ofenderla, hacerla sentir bien, menos sola… Me gusta moverlas en el papel, en mi cabeza. Jugar con ellas, como una niña grande. Convertirlas en ideas geniales o en auténticos bodrios, pero crear… Creer que aún hay algo por crear.



Las palabras existen porque existen, no porque tengan sentido. Al menos no para mí. Por eso me gustan. Porque cada uno podemos hacer con ellas lo que queramos. O lo que no queramos. Pero no me salen. Ahora no.


Mi musa estaba hecha de agua, a veces turbia, a veces clara. A veces con demasiada cal, por eso las ideas me picaban hasta que me las rascaba en el papel. Otras, agua helada, que no dejaba correr ideas. Otras, agua hirviendo, que me hacía bullir. Pero con estos calores mi musa se ha evaporado.


Mis palabras se han quedado secas. Encerradas en el miedo a decir lo que de verdad siento. Pegadas a las paredes de mi cabeza, pues necesitan un apoyo para no caer. Son tan frágiles, que solo con pensar en ellas, desaparecen.


No puedo escribir lo que quisiera, porque quienes me conocen sabrían de lo que hablo. No. El poder de la palabra debería remover cosas buenas en nosotros, resultar inspiradoras… pero no hacer daño, entristecer.


Mi musa quizás sea ahora una nube negra, o quizás únicamente este vapor asfixiante en el que estamos inmersos cuando salimos a la calle a las tres de la tarde. Sí, quizás esa humedad asfixiante solo sean las ideas de todos aquellos que se han quedado en blanco, sin saber cómo ni por qué… sí. Debe ser eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario