'Siempre es preciso saber cuando se acaba una etapa de la vida.
Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto' Paulo Coelho
Deambulaban por la casa, como planetas en distinta órbita. Sus miradas no se rozaban ni por un instante, no hablemos ya de sus cuerpos. Ella nunca había deseado con tantas ganas que llegase el lunes, para salir temprano de casa y no llegar hasta la noche. Los fines de semana eran un horrible paréntesis de silencios y miradas esquivas.
Lo observaba con nostalgia. Estaba tirado en el sofá, leyendo una revista, aparentemente ajeno a su mirada. Ella fingía mirar con interés lo que estaba haciendo en su portátil, mientras su mente estaba muy lejos de aquella casa, de ese momento, del ahora. Pensaba en los ojos que la enamoraron. En cuándo él aún la miraba cuando llegaba a su lado, y trataba de descifrar en qué momento cambió, y por qué ahora desviaba la mirada.
Una de las cosas que la enamoraron, fue su forma sincera de mirar. Mientras ella le hablaba, o cuando ella estaba contándole algo que le había ocurrido, siempre la miraba a los ojos con atención, como si el tema que estuviesen tratando fuese lo más importante del mundo, como si el destino de la paz mundial dependiese de esa conversación, de sus palabras. El mundo a su alrededor parecía derrumbarse, pero no importaba: ellos se estaban enamorando.
Su mirada preguntaba mucho, más que sus labios. La hacía sentirse tranquila, protegida. Los ojos de él la veían como ella nunca había sido capaz de verse. Le gustaba esa mirada, pero a la misma vez le daba miedo. Cuando se fijaba en sus ojos... sentía que sin ellos no podría vivir. Que ya no podría dar un paso más sin esa mirada en su espalda, cuidando que nada le pasara. Los ojos de él eran oscuros, pero transparentes. En ellos había atención. También intención. Intención de dejar las palabras para luego. De pasar a la acción. De abalanzarse sobre ella, y cerrar los ojos. Esos ojos la hacían estremecerse, sentirse vulnerable. Incapaz de decir que no a nada, de controlar lo que estaba empezando a sentir. Sentía pánico. Pero era un sentimiento bonito. Sentimiento que hace tiempo se había ido. Que era sólo un recuerdo. Que triste es darse cuenta de que todo lo bueno que hemos tenido en la vida son sólo recuerdos. Bonitos recuerdos.
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