'El amor tiene fácil la entrada, pero difícil la salida' Lope de Vega
- No lo entiendes. Si lo entendieses no estarías aquí. Pero aquí estás. Diciéndome con palabras que sabes muy bien lo que me pasa, cuando tus ojos son un interrogante. No entiendes que esa chorrada que me acabas de soltar sobre los amigos, que las amistades hay que regarlas como a las plantas… no va conmigo.
- Vengo a hablar contigo, no hace falta que seas borde. Estoy preocupado por ti, desde que ella te dejó te da todo igual, y eso me preocupa.
- Ella... sí, se ha ido. Y tú... ¿estás aquí porque te doy pena? No puedes ayudarme, no sabes como me siento. Te dejé de lado cuando me enamoré de ella, y volvería a darte de lado una y mil veces si ella me pidiera volver a intentarlo. Prefiero estar con ella que con veinte ‘amigos’ como tú. Ahora estamos tomándonos este café porque estoy solo, pero la verdad es que me gustaría estar con ella, no contigo. Porque la amistad no es como una planta... ni nada de eso. Y si la amistad fuese como una planta, entonces el amor es como una mala hierba: crece donde menos te lo esperas. Sin necesidad de regar nada. Te lo encuentras en el momento más inadecuado, en la persona menos esperada. No hace falta que riegues ni abones nada. Cuando vienes a darte cuenta ha crecido y ya no hay insecticida que lo mate. No, el amor no se muere con insecticidas… el amor se muere… ¿por qué se muere el amor?
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